Antes de verano fui a visitar a Celia Gayo a Madrid, me esperaba en su apartamento- estudio, todo pequeño y bonito, como el carácter de su joyería MIGAYO. Aquí nos cuenta más cosas de ella y de sus maravillosas piezas.

Celia, por qué joyería tras estudiar arquitectura?
Hay muchas maneras de hacer arquitectura y la que siempre me ha interesado es la contenida, la que da una respuesta mínima y justificada basada en los detalles, no tanto las grandes obras con grandes alardes. En mi proyecto de fin de carrera, que es el proyecto ideal que querrías hacer, ya experimentaba con ese mundo de los detalles, planteando una construcción que crecía en el tiempo con unas piezas que se anclaban en diferentes posiciones. Lo más importante era diseñar ese mecanismo, las uniones… empezar desde lo pequeño para que pudiera crecer.

Ésta es sólo una parte de la arquitectura, pero puede serlo todo en la joyería y eso me encanta.

Cómo expresas tu formación arquitectónica a través de tu línea de joyería MIGAYO?
La arquitectura y la joyería tienen en común que se usan. Están al servicio de las personas así que su forma tiene que ser coherente con sus necesidades.
Mi filosofía es que la belleza viene de aportar soluciones de una manera elegante y sencilla.

El brazalete poliédrico es un ejemplo de esta manera de trabajar: Su forma es limpia y minimalista, los ángulos en que se dobla siguen la forma de la muñeca y hacen que sea cómodo trabajar o escribir con él puesto. El cierre está incluido en el diseño, no es un elemento extra y se resuelve utilizando la tensión del metal, haciendo un elemento sencillo, acorde con la pieza y que se convierte en el punto de atención.

En qué te basas para diseñar las colecciones, en el material, en la forma, color?
Más bien en la estructura. Por ejemplo, en la colección “Organismos” juego con las formas naturales, orgánicas y suaves, talladas en bloques de cera que luego fundo en metal; en la colección “Mínima” parto del hilo de plata al que doy forma y añado detalles… Ahora mismo estoy explorando el plegado de tiras de metal y esto dará lugar a otra colección.

Tienes algún diseñador en quien te inspiras?
Suelo consultar la obra de grandes joyeros como Kazumi Nagano o Giovanni Corvaja, que tienen piezas que parecen sencillas y en equilibrio pero que esconden una técnica compleja y perfecta. Además, busco referencias en otros campos como el diseño industrial o la propia arquitectura.

Siempre encuentro inspiración revisando la historia de la joyería. En el pasado, la joya tenía un poder simbólico muy importante, de protección, jerarquía, pertenencia a un grupo así como para diferenciarse del resto. A menudo escribo artículos en mi blog sobre la joyería que me ha fascinado deEtruria , la Grecia clásica o el Modernismo.

Con qué imagen de tu trabajo es con la que sueñas y quieres tener en 5 años?
Me gustaría conservar el equilibrio entre joyería a medida y colecciones que tengo ahora. También, tener una red de clientes que me permitiera hacer todas las piezas de las colecciones en metales nobles (plata, oro y platino). Ahora mismo, las realizo en plata o latón y sólo por encargo en oro.

”Joyeria a medida” basada en encargos para una determinada persona es para ti la mejor manera de expresarte en el mundo de la joyería?
Para mí, sí. El adaptarte a las necesidades de un cliente concreto y a su historia, saca un lado creativo diferente que es más complejo y que me gusta mucho.
Además, está esa simbología de la que hablaba antes; el significado de la joyería a medida es muy potente.

Qué tiene que expresar una joya?
Creo que la joya acompaña a la persona y que tiene que ser coherente con su estilo porque es el elemento clave que lo define.
Sucede algo curioso con cómo nos expresamos a través de nuestro aspecto: Cómo elegimos la ropa, los zapatos o los complementos que llevamos para sentirnos cómodos y transmitir una imagen. Todos estos elementos los necesitas; puedes elegir unos zapatos u otros según tus gustos, pero los llevarás sí o sí. Las joyas, sin embargo, son un objeto especial, llevarlas es algo opcional y las usas porque su función es simbólica, te expresas a través de ellas y te hacen sentir a gusto y bella.

Tus joyas son para todo tipo de manos? De personas? O con una personalidad determinada?
Mis joyas son sencillas y delicadas; son pequeños puntos de atención hacia la parte del cuerpo en el que las llevas. No son las protagonistas así que podría decir que son para aquellas personas que no se quieren esconder detrás de una gran pieza, que optan por lo natural y que aprecien que cada pieza está hecha a mano.

Qué es para tí el color?
Yo busco la sencillez, una sensación de effortless y eso también ocurre con el color; me gusta la paleta natural, de tonos tierra, del metal, de las gemas sin tratar… Intento huir de las estridencias tanto en la forma, como en los mecanismos, como en el color.

Diseñas las piezas, las fabricas… ¿te llevó mucho tiempo el periodo de aprendizaje, o es una constante evolución?
Necesitas una base previa, pero una vez llegado a un nivel, es una constante evolución individual, vas aprendiendo e incluso desarrollando técnicas para tus necesidades, para tu estilo de joyería. Es una parte muy interesante, el ir afinando la fabricación; el perfeccionar las soluciones constructivas que han podido fallar en el prototipo.

Cuánto tiempo lleva desde inicio de fabricación de una pieza, hasta que puedes venderla?
Saber lo que tardas en hacer una pieza completa es muy importante para fijar el rango del precio final. Por un lado está el tiempo de diseño, pruebas y maquetas, que yo no mido porque es un poco incontrolable. Y luego la fabricación propia de la pieza; yo intento medir lo que me lleva hacer cada parte del proceso, pero esto es artesanía, haces a mano pieza a pieza y hay que ser consciente de que habrá errores que te retrasarán y piezas que te fallarán.
Sobre todo en joyería, con herramientas y materias primas valiosas, hay que trabajar con tranquilidad y cuidado, olvidándote un poco del tiempo.

Cada pieza es única, las nombras o numeras de alguna manera?
Debería tener un sistema mejor para nombrarlas, la verdad. El nombre”oficial” es cómo las llamo durante el proceso de creación. ¡Tarea pendiente!

Cuáles han sido los peores y los mejores momentos de tu trabajo hasta ahora?
Lo peor la incertidumbre en el momento en que decidí dar el salto. Lo mejor, ¡ver por la calle a alguien con una pieza que ha salido de mis manos!

Te gustaría hacer alguna colaboración con algún diseñador, artista?
Sí, por supuesto. Creo que aunar disciplinas es muy creativo y enriquecedor, así que estoy abierta a cualquier colaboración.
Más en concreto, ya que veo la joyería muy relacionada con la ropa, definiendo juntas el estilo de la persona, me encantaría hacer una colección conjunta con un diseñador de moda como Jorge Acuña o Amaya Arzuaga.

Cuál sería el encargo perfecto que te gustaría que te hicieran??
Las piezas que acompañan a un momento especial en la vida de alguien son el encargo perfecto. Es muy bonito todo el proceso de diseño y sobretodo saber que esa joya representa un sentimiento, una persona o una experiencia.

Qué es lo más difícil y lo que más te gusta de tu trabajo?
Lo que más me gusta es la parte manual, estar tranquila en mi taller trabajando con las piezas; sobretodo con los prototipos, donde investigo, pruebo y busco la manera más directa para conseguir lo que tengo en mente.
Lo que más me cuesta por ahora es saber los sitios donde MIGAYO tiene que estar, cómo darlo a conocer manteniendo su esencia.

Algo que te asuste ahora mismo?
Me asusta que mis piezas no gusten. Se que es algo que hay que dar por hecho, que no puedes contentar a todo el mundo, pero es algo muy personal porque es tu idea, tu diseño y tu fabricación.

Algo que repetirías aunque haya sido una locura, sólo por la experiencia?
Irme a vivir a Kuala Lumpur. Mientras hacía el proyecto de fin de carrera me surgió la oportunidad de ir allí a trabajar en un estudio de arquitectura durante un año. Suponía un parón en la carrera y en el proyecto (de hecho al volver tiré todo y empecé de cero), irme lejos a un país del que no sabía prácticamente nada y sola.
Al principio fue duro, pero resultó una experiencia única en lo profesional pero sobre todo en lo personal que me permitió parar, pensar y mirar. Conocí a personas maravillosas y totalmente distintas a mi; algunos que se habían ido decididos a cambiar sus vidas y gente de allí de las diferentes culturas que forman la sociedad malasia.

Cómo es la experiencia de participar en mercados como el Mercado Central del diseño en Madrid, en el Matadero??
Es una experiencia muy buena, son eventos muy bien organizados, que te dan visibilidad y que te permiten conocer a otros diseñadores que están haciendo obras muy interesantes y con ilusión y eso anima mucho.
Además en estos mercados se hace otro consumo, más pausado, donde la gente compra con cariño, y se interesa por lo que hay detrás de cada pieza. A mi me encanta contarles todo el proceso, es algo que gusta mucho y que da valor a lo que se llevan, así que he ido documentando en mi página el paso a paso de los procesos de algunas piezas.